Sinceramente, ha sido una locura y no sé cómo hemos terminado enteros todos
y todas. Este Sénior "B" Femenino ha sido LA caña…
Este año he tenido a mi disposición una grupo de chicas que ya venían
jugando más de un año juntas y que dicen las buenas lenguas que han cuajado la
que se supone que es la mejor actuación reciente de un Sénior 'B' Femenino en
la historia baloncestística de AESE.
No nos engañemos, no ha sido fácil. El equipo no iba a salir, no existía.
El pasado 4 de julio, una tarde de revaluaciones, una llamada dio la primera
voz de que podría surgir la posibilidad de que un servidor entrenara a un grupo
de juniors descarriadas, con el precedente de no clasificarse para las fases de
junior interterritorial de la pasada temporada. Visto lo cual, aquella llamada
de última hora era determinante. Casi sin esperar un SÍ por mi parte, era
clarividente, el futuro Sénior 'B' Femenino tenía entrenador y se me presentó
casi sin poderlo masticar y ni mucho menos digerir.
Empezamos a mover hilos para reforzar el equipo. Pocas luces y menos
señales auguraban un equipo corto, reforzado por jugadoras del junior
interterritorial de entonces y con alguna eventualidad que provenía del Sénior
A del club. Poco más, nos plantamos en setiembre, en una pretemporada corta
(con algo de playa y poco físico) y saliendo en Tercera Catalana, con un equipo
joven, muy joven… y con todo lo que conllevan las hormonas y feromonas.
Al poco, entre otras, una chica con ganas y madurez quiso enrolarse al
equipo. Genial, perfecto, casi sin establecer criterios en el cásting, tenía 9 jugadores para empezar a batallar en
una de las categorías más duras del baloncesto catalán, y no lo digo por el
nivel técnico-táctico-blablabla, si no por otras muchas cosas que hemos podido
experimentar, tanto en rivales, como en pistas, como en arbitrajes, como entre
nosotras mismas.
Pero volvamos al yo, que a veces es lo que vende más. Ante alguna que otra
tentativa exterior de última hora, (re)cojo el equipo y empezamos a jugar y dibujar.
Nada, no sale nada. Todo es anárquico, no hay normas ni reglas y cada una va
por su camino sin converger en ningún punto. Agitado y mezclado. No hay sabor
en los entrenos, no hay competencia ni hambre. Hay actitudes reprobables y
reprochables, con esfuerzos a la carta. Una constante que nos ha acompañado
durante buena parte de la temporada y que parecía que minaría la moral
competitiva de las jugadoras. El entrenador se puso el traje de gestor y manos
a la obra…
Nada más allá de la realidad. Números: 33 partidos jugados. 30 de liga, con
23 victorias y 7 derrotas. Tercer mejor ataque, una de las mejores defensas, compitiendo
contra algunos buenos equipos. Nada, números, solamente números que ahí están, nadie nos los va a quitar, y a pesar de todo,
todo computó para estar a 1 victoria
para acceder a las fases de (no)ascenso. Buena música para todo lo que nos
habíamos escuchado y bailado, por como se había gestado y lo que se nos había
propuesto. Una de #flekidelavictoria, por favor.
El juego. Lo que siempre había buscado en la competición, un lema poco
apropiado y menos usado pero que suena como "anarchie dans le jeu",
un poco de anarquía y reguetton de algodonero para poner las pilas a unas
jugadores técnicamente superdotadas y con ansias de competición dominical previa
a la nocturnidad festiva.
Éxito competitivo. Secar al rival y anotar más que él. Apretar y salir. Ser
vertical y dividir acompañando. Asesinar desde más allá del triple. Más allá
del triple. Acierto en el lanzamiento exterior. Abrir el campo y bailar
reguetton. No hay más secretos.
No me gusta nada la música "algodonera", pero es una realidad que
la propuesta del "gestor" era la de verticalizar todos los ataques y
apretar hasta la falta. Eso que venden como el "pegar y correr" que
tanto se ve en mini-básquet, eso que tanto disgusta al orden estructurado de
los entrenadores. Eso, correr y movilidad.
Renunciar a algunas ideas del equipo predecesor parecía un reto utópico y a
contracorriente con el club. Fue una excelente decisión encubierta, no exenta
de polémica y de riesgos inducidos. Nuestro juego era distinto al del Sénior "A" Femenino y muy alejado a la propuesta del Junior Interterritorial. Cosas de la vida, del
adaptarse o morir, de crear un ecosistema estable y asumible.
Ellas, la mayoría, no funcionan con altos decibelios. El grupo era el que
era y tirar parriba se antojaba más que complicado, imposible. Todas tenían su
chiringuito montado, con sus normas y rotaciones, y colaborar con el equipo de arriba
propiciaba poder competir con gente mejor, como mínimo, una vez a la semana. Es
lo que tiene, ayudarse en femeninos.
Por otra parte, nuestro ritmo y tensión, nos ha beneficiado para mantenernos
sanas y salvas durante buena parte de la temporada pese a los muchos minutos
que algunas jugadores (ya debatiremos si merecidos o no) han jugado durante la
competición. Las piernas han aguantado bien, aunque en ciertos momentos, sobre
todo en buena parte de las 7 derrotas, nos ha faltado gasolina, mermando así el
acierto exterior y el "punch" que tanto nos ha caracterizado.
Ellas han sido lo que son, unas jugadoras que ha terminado siendo un grupo
de amigas. Con incorporaciones y caracteres distintos, con más o menos minutos
de competición, con más o menos salidas nocturnas o faltas de trabajo en la
sesiones, para lo bueno o lo malo, un equipo que nadie sabía a lo que jugaba
pero que siempre ha ido de frente, con buen rollo, aunque cayera por el abismo.
Ahí estaban para enchufarla cuando tocaba, para forzar la prórroga, para ganar
con un último tiro libre con el reloj a cero o perder con una falta absurda a
falta de poco para terminar el partido. Ellas son así y va ha ser difícil
cambiarlas. Yo ya no lo pretendo, son séniors y deben adaptarse a las
circunstancias dejando las excusas tácitas de lado y reforzándose con la idea
de trabajo y actitud, sobre todo de cara a la próxima temporada.
Poco más, yo me he divertido un día a la semana. Algunos creerán que no es
suficiente, que hay que pasarlo bien también entrenando. Lógico y verídico,
pero llegar al partido y verlas competir era una gozada. En nuestro último
partido, faltando 5 minutos para finalizar y sentarse en el banquillo,
observando el juego y disfrutándolo. Jugar contra el líder y no decir nada,
callar y asombrarse con lo que sucedía en pista. No era lo correcto, pero,
¿Cuántas veces lo incorrecto triunfa dándonos la razón? Ellas saben que no la
tienen, pero eh, ¡que nos quiten lo bailao!
A Jana por su talento, a Marina por oler la sangre defensivamente, a Sara
por su bondad y superación, a Silveria por su liderazgo fuera y dentro de la
pista, a Gimeno por ser la Blancanieves más dura y poderosa de la categoría, a
Soraya por su sacrificio y trabajo, a Cobano por su saber estar y comprensión,
a Inés por aguantarme y entregarse, y a Silvia por su espontaneidad y buenas
rachas… Sin olvidar a la cadete Elena Ciprés que nos ayudó in-extremis, a la
siempre dispuesta Núria Marcé del Sénior "A" Femenino y a las Juniors
Ainara, Eva Sebastián y sobre todo a Aina Gràcia, Raquel Martínez, Irene y Paula por
implicarse y colaborar con el equipo.
A todas ellas y a Graciela, muchas gracias, nos hemos divertido jugando!
Sènior "B" Femení AESE - Temporada 2014-2015